Hemos llegado a Nueva York, estoy en el hotel de mi tío, a pesar de que las expectativas voy a hablar con una señora que quiere que sea su escritor, camine por unas calles y ya vi la tienda donde venden las cosas de arte, tienen todos los barnices y todos los tipos de pintura que siempre quise tener, nueva york me parece una ciudad oscura y solitaria, se ven los edificios como entes vivos y los humanos como moles. Llego a la casa de la señora y me reciben en una especie de doble puerta y un fortachón muy mal encarado me dice que espere, me siento en un sofá demasiado común más de lo que esperaba, no sale la señora, me pongo a pensar en la tienda de arte que tiene revistas de toda clase, y moldes para modistería, esta a la vuelta de la otra tienda, entre restaurantes y otros. No sale la señora, y necesito saber que quiere que le escriba, ninguno de sus trabajadores o acompañantes me dice nada, ni me miran, quiero saber a que me expongo, sé que soy capaz algo me dijeron que son cuentos que tengo que escribir, pero tengo miedo, el miedo de siempre a que no sea capaz, siempre he hecho tantas cosas que la gente me pide, que arreglar, esto o aquello, que hacer esto o aquello, y siempre lo he hecho, y casi siempre excelentemente, ahora lo de los cuentos no lo veo difícil, pero estoy en una ciudad que no conozco, con unas personas que no conozco, siempre había estado rodeado de personas en las que confío aunque no confiaba del todo, sobretodo en las mujeres. Espero a que la señora salga ya tengo hambre y no me dicen nada las personas que me recibieron...