Los sentimientos, los poderosos sentimientos pertenecientes a la raza humana, lo poco que nos distingue de nuestros vecinos ocupantes del planeta tierra, esos sentimientos que crean, que destruyen, que transforman, esos sentimientos no los puedo controlar, no los puedo sentir.
Hasta hace poco me di cuenta de que los sentimientos eran la razón poderosa para que las cosas en este mundo sucedan, gracias a un par de buenos libros, y a el buen consejo de varios conocidos, Dios, gracias por ello, pero también descubrí que ya no los podía manejar como antes, que siento poderosos los negativos y ausentes los positivos, que no llegan los que quiero sentir y no se van los que me perturban, entonces las cosas no suceden, la voluntad se esconde, la enfermedad germina y mi cuerpo agudiza los sentidos como buscando la poderosa alegría, la agradable tranquilidad, el amor... pero no l@s encuentra, encuentra el mal ambiente, la televisón estridente, los gritos de reproche, el mal olor de las mascotas, y una paisaje de disgusto. La solución, no sentir, o habrá que persistir hasta encontrar lo deseado, paz, tranquilidad llenar mi mundo de alegría, de felicidad, confiar en que el proceso de la vida cuide de mí.
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